Esta es la gran preocupación que afecta a los padres que tienen hijos adolescentes: ¿los videojuegos, smartphone y la red crean adicción?
¿Realmente existe una patología llamada “trastorno de juego”?
Los estudios más recientes han demostrado que, a pesar del abuso de los videojuegos y las redes sociales, que es algo que se debe evitar, la adicción, de hecho, casi siempre se encuentra en otros factores. Reconociendo que el problema existe y es real, no es nada fácil determinar cuándo se enfrentamos a una patología real: como afirman los estudiosos, refugiarse en los videojuegos solo podría ser consecuencia de otros problemas, como ansiedad, depresión o relaciones sociales y familiares difíciles, que muchas veces afectan a quien juega mucho.
Para muchos el mundo de los videojuegos en realidad representa algo constructivo: existen algunos juegos que mejoran la creatividad y permiten a niños y chicos construir objetos, explorar mundos y a veces además estimular las habilidades de programación.
Entonces, hoy en día no es fácil para un padre saber comportarse con un hijo que pasa horas frente a la Playstation o a los videos de su youtuber preferido. El riesgo es el de querer imponer prohibiciones muy rígidas y conseguir el efecto contrario al deseado, además del problema de crear frustración prohibiendo una actividad que un adolescente experimenta y vive como una salida de la realidad y un momento de socialización (esto porque muchos adolescentes juegan en Internet con sus propios amigos).
Quizás los temas a considerar van más allá de la supuesta adicción: el ciberacoso, ataques de hacker sin escrúpulos y la pedofilia en Internet son solo algunas de las trampas que se esconden en la red.
Un MDM (Mobile Device Management) puede representar la solución ideal para una actividad de control en dispositivos móviles utilizados por menores.
Chimpa 24 es un programa lanzado para proporcionar una red de seguridad contra un uso inapropriado de dispositivos, pensado para controlar smartphone y tabletas no solo en la escuela, sino también en casa: los padres pueden, por ejemplo, prohibir el acceso a algunas aplicaciones en ciertas franjas horarias con Chimpa UEM, o controlar el uso de las aplicaciones individuales y el tiempo dedicado a los smartphone.
¿Cómo prevenir la adicción a las redes sociales en menores?